Pedrito jamás comprendió porque no gustaba a las chicas de su clase. Por más que intentaba sacar mejores y mejores notas en ciencias sociales no conseguía atraer la atención de Cristina, la chica con las tetas más gordas que había visto en su vida. A Cristina, como al resto de zagalas de 8ºB, se le hacía el clítoris agua por Luis, el delegado de la clase y record en lanzamiento de balón medicinal.
Pedro desarrolló durante su etapa escolar una aprehensión hacia los metrosexuales que culminó con el asesinato de su vecino Ambrosio cuando rozaba los 16 años de edad durante una tarde en la que quedó el último en el Mario Kart.
Actualmente Pedro cumple condena en Carabanchel.
Moraleja: el fútbol es asín
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